La historia del caballo Brumby es bastante similar a la del Mustang americano. Estos caballos son descendientes de los caballos escapados o perdidos de los colonos europeos que llegaron a Australia. Antes de su llegada, no existían caballos en Australia. Los primeros caballos procedían de África del Sur. Y luego llegaron razas indonesias, caballos pura sangre ingleses, caballos árabes, etc.
Cuando en el siglo XVIII, los primeros colonos se establecieron en Australia, llevaron sus animales. El Brumby se extiende debido al fenómeno “fuga y suelta de caballos”: los colonos, cuando no utilizaban ya los caballos para el trabajo, solían dejarlos libres. Durante la guerra de los Boers y la primera guerra mundial fueron recogidos casi todos los caballos sueltos para incorporarlos a los regimientos de caballería. Pero al finalizar las guerras quedaron de nuevo en libertad.
El problema es que estos caballos se adaptaron muy bien, cada vez fueron más y robaban el alimento del ganado y de la fauna local, contribuyendo así a un desorden ecológico. El problema fue tal, que pasaron a considerarse dañinos para el entorno y el gobierno australiano incluso autorizó la caza y derribo de los caballos. Pero estas batidas podrían provocar la extinción de esta raza salvaje de caballos australianos.
Como no son una raza como tal, sino más bien un reagrupamiento de todos los caballos salvajes australianos, los caballos Brumby puede tener diversas apariencias. Aun así, los rasgos generales de estos caballos son que son pequeños a causa de la falta de alimento y del clima, que tienen un físico bastante inadaptado para la monta, unos posteriores poco potente y su una piel que sangra fácilmente. Además, su pelaje suele ser negro o marrón.