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    Leishmanía Canina

    Los orígenes de la Leishmania no son claros. Una posible teoría propone un origen en África, con migración a las Américas desde el Viejo Mundo unos 15 millones de años a través del estrecho de Bering. Otra teoría propone un origen paleártico. Dichas migraciones incluirían migraciones de los vectores o adaptaciones sucesivas. Una migración más reciente es la de L. infantum desde el Mediterráneo hasta países latinoamericanos, llamados desde entonces L. chagasi, desde la colonización europea del Nuevo Mundo, donde los parásitos recogieron su nuevo vector en sus respectivas ecologías. La primera descripción de leishmaniosis fue hecha por El-Razy de Iraq, alrededor del año 1500 d.C.

    En primer lugar debemos aclarar que la enfermedad a la que nos estamos refiriendo es la Leishmaniosis Canina, la cual hay que diferenciar de otra también transmitida por picadura de mosquito llamada filariosis o enfermedad del gusano del corazón, la cual tiene un pronóstico bastante bueno si es diagnosticada a tiempo.

    La enfermedad está causada por un parásito llamado Leishmania infantum que vive dentro de las células sanguíneas y se transmite cuando un perro es picado por un mosquito llamado Phlebotomo, que es bastante frecuente en la zona mediterránea.

    Para que este mosquito pueda transmitir la enfermedad tiene que haber picado previamente a un perro enfermo y haber succionado el parásito. Es por tanto imposible contagiarse (tanto perros como personas) por contacto con un animal enfermo o incluso con su sangre, siempre tiene que estar el mosquito por medio, salvo en contadas excepciones.

    Desde que el mosquito pica a nuestro perro hasta que se desarrolla la sintomatología pueden pasar meses e incluso años. Esto hace que perros aparentemente sanos puedan estar incubando la enfermedad y transmitiéndola. Es por ello aconsejable realizar análisis anuales para poder determinar si el animal es portador del parásito. Normalmente el mosquito pica al amanecer y al atardecer durante los meses de Julio a Octubre, y esto hace que sea mejor realizar los análisis en invierno para descartar así que haya sido contagiado durante el verano.

    Esta enfermedad cursa de muchas maneras diferentes según los órganos a los que afecte, debemos consultar con nuestro veterinario cuando observemos algunos de los síntomas siguientes: Adelgazamiento, zonas sin pelo o exceso de caspa, hemorragias por nariz, diarreas o cojeras que no responden al tratamiento habitual o aumento del tamaño de los ganglios linfáticos. Una vez diagnosticada la enfermedad podremos decidir si comenzamos con el tratamiento o no. Para ello es de gran ayuda realizar análisis sanguíneos que nos indiquen el estado de los principales órganos como hígado y riñón y en caso de que no estén afectados podremos dar un mejor pronóstico. En Caso de que el animal esté seriamente afectado lo mejor será sacrificarlo para evitarle más sufrimientos.

    Hasta hace poco se pensaba que la leishmaniosis era una enfermedad que no tenía cura, pero en la actualidad podemos decir que un 20% de los animales tratados curan sin ningún problema. Hay propietarios que deciden sacrificar al animal por el miedo a que pueda contagiar a las personas, pero esto no tiene mucho sentido ya que, aunque efectivamente la enfermedad es transmisible al ser humano, existen gran cantidad de perros portadores de la enfermedad sin síntoma alguno y también pueden actuar como reservorio los ratones y los zorros. Cuando un animal se encuentra en tratamiento deja de ser contagioso.

    No existe nada efectivo al cien por ciento para la prevencion de la enfermedad. Existen en el mercado productos que repelen los mosquitos tales como sprays, granulados de ajo y perejil que se administran a los perros por vía oral, collares de ultrasonidos, pipetas de insecticida que se depositan sobre la zona de la nuca, etc., pero ninguno de ellos nos puede asegurar que nuestro perro no vaya a ser picado por el mosquito. Lo que deberíamos intentar es evitar bajar a pasear al perro al amanecer y al atardecer que es cuando se alimentan los mosquitos, pero esto es imposible de realizar en animales que viven a la intemperie.

    No existe vacuna alguna contra la enfermedad, si tu "veterinario" te la ofrece, es un FRAUDE. Actualmente se está estudiando la posibilidad de crear una vacuna y dentro de pocos años ya podremos disponer de ella.

    En cuanto a la difusión de la enfermedad en nuestra comunidad, se considera que están infectados de un 5 a un 10% de la población canina, valor que se ha mantenido constante desde hace varios años. Es de gran importancia resaltar la gran incidencia que tiene entre personas enfermas de SIDA debido a su bajo grado de defensas y también entre drogadictos que pueden propagar la enfermedad al pincharse con la misma jeringa.

     

     

     

     

     

     

     

     

     



     

     

     

     

     

     

     

 
 
 
 
 
 
 
 

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