El descubrimiento
fue hecho durante una excavación de dos de los pueblos Chiribaya,
que vivieron en el sur de Perú entre los años 900 y
1350 DC.
Los expertos afirman que esta forma de enterrar a los perros confirma
que esa tribu creía en una vida después de la muerte.
El único otro lugar donde se estima que esta creencia era
compartida es en el Antiguo Egipto.
Cientos de años antes de la llegada de los europeos a América
del Sur, la civilización Chiribaya valoraba tanto a sus perros
que eran enterrados junto a los miembros de la familia de sus amos.
"Raza distinta"
Los perros, que han sido llamado "pastores de Chiribaya"
por su uso para arrear llamas, no eran sacrificados como en otras
culturas antiguas, sino enterrados, junto a abrigos y alimentos,
en cementerios para humanos.
Los arqueólogos biológicos han desenterrado los restos
de más de 40 perros que fueron momificados por el paso del
tiempo en las arenas desérticas de Valle de Ilo, en el sur
de Perú.
Ahora, se han unido al Kennel Club de Perú para intentar
establecer si los perros descubiertos pertenecen a una raza única,
autóctona de América del Sur.
El país está lleno de razas que han llegado en los
últimos siglos, pero se cree que algunos perros que hoy viven
en el sur de Perú comparten características con sus
ancestros.
El perro de Chiribaya se parecía a un pequeño labrador
("Golden retriever", en inglés) con un hocico mediano,
de color beige y pelaje largo.
El otro único canino peruano es el perro sin pelaje, que
evolucionó de ancestros asiáticos -que llegaron por
el estrecho de Bering- a lo largo de más de 2.000 años.
Esa raza fue reconocida como única y autóctona hace
sólo 20 años.
Fuente: http://news.bbc.co.uk
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