Su atractivo no radica en su belleza, sino en que es el gato más gordo del planeta. Pesa 20 kilos y mide 81 centímetros. Sam vive en Georgia, Estados Unidos con su dueño Paul Webster, quien dice que su gato come lo mismo que cualquier otro, apenas una taza de comida por día.
Sin embargo algunos veterinarios creen que el metabolismo de Sam es lento, por eso su cuerpo no digiere el alimento en forma correcta y tiende a engordar.
Y aunque algunos especialistas aseguran que sería conveniente poner a dieta a Sam, este felino parece disfrutar su gordura, ya que le ha valido ser el consentido de su hogar. Todos los días Sam, se dedica a ronronear y jugar en un sillón.