El Ovejero Aleman se ha desarrollado al punto de aptitud casi ideal para el trabajo al que está llamado a realizar. Es un perro de tamaño medio con el peso suficiente para ser efectivo como pastor o perro policía, pero no suficiente para ser engorroso o abultado.
Por una cuidadosa y selectiva crianza, el trote naturalmente fácil del Ovejero Alemán se ha llevado a una perfección tal, que pareciera moverse sin esfuerzo. Esencialmente es un animal trotador, su estructura ha sido modificada para el aumento de poder, elasticidad y longitud de su marcha. Siendo las otras variables iguales, el mejor Pastor es el que cubre la mayor cantidad de terreno con el menor gasto de energía. Tan bien coordinada y harmoniosa es esta marcha que el perro parece deslizarse sin esfuerzo visible, suspendido, casi se podría pensar, que su dorso se mantiene firme y estable.
La impresión del perro como una totalidad es una combinación de nobleza, poder y agilidad. Debe ser bien balanceado, cuarto trasero y delantero deben compensarse el uno al otro en su desarrollo. Su contorno debería ser suave y parejo, y la línea dorsal del perro, desde la oreja a la punta de la cola, una sucesión armoniosa y única de curvas continuas. El Pastor Alemán es un perro natural, que no se cambia a cualquier antojo del circuito de exposiciones.