El Pug es un moloso en miniatura de hocico aplastado y cuerpo colosal. De impecable armonía. Considerando su reducido tamaño, es una de las razas más antiguas, remontándose sus orígenes a más de tres mil años. Es un perro de compañía y como tal se comporta con el dueño, con el que crea vínculos afectivos muy estrechos. De cachorro es muy alegre y un tanto travieso, pero se deja adiestrar con facilidad, sobre todo si vive en ambientes relajados. Se mimetizan con su dueño, el cual ejerce una influencia muy marcada en el caràcter de su perro.
Los Pugs se crían desde la época de la dinastía Chang (1751-1111 a. de C.). En la China imperial era muy apreciado y llegó a ser considerado como un exquisito regalo de bodas para personajes importantes, como príncipes y mandarines. Se criaba en las ciudades sagradas de los eunucos; en las que había espacios dedicados especialmente al cuidado de estos perros.
Muchas han sido las personalidades que han tenido como compañero a este pequeño, pero no por ello menos valiente can. Entre ellos podemos citar a Josefina de Beauharnais, cuyo esposo, el emperador Napoleón, no parecía compartir tal predilección por esta raza; Guillermo III, quien introdujo el Pug durante su reinado en Inglaterra; Mª Antonieta, cuyo carlino mostró un amor conmovedor por la infeliz soberana, acompañándola hasta que subió al cadalso; y los duques de Windsor, a quienes se les atribuye el mérito de recuperar el auge de la raza en Europa tras el silencio causado por la Segunda Guerra Mundial. También en Rusia llegó a ser muy popular durante el transcurso de este siglo, hasta el punto de que Boris Pasternak habló de él en su obra "Doctor Zhivago".