El Bull Terrier ha de ser un perro fuertemente
construido y musculoso, sin que por ello de la impresión
de ser desgarbado. Su fuerte cabeza es ovoide, con ojos oscuros
en forma de almendra, profundamente hundidos y orejas pequeñas,
aguzadas y delgadas. El Bull Terrier es una de las razas más
fáciles de identificar dadas sus especiales características.
En sus orígenes era destinado a las peleas, pero hoy
es una de las razas de compañía más apreciadas
en el Reino Unido, Holanda y Alemania.
El Bull Terrier es muy devoto de la familia es extremadamente
afectuoso, pero se irá con cualquiera que tenga un juguete
o una golosina sin mirar hacia atrás por mucho que usted
lo llame. Su personalidad es muy parecida a la del gato, vive
para autocomplacerse se esforzará para complacer a su
amo cuando le convenga.
Los orígenes más remotos del
Bull Terrier están en los primeros cruces entre Bulldog
y Terrier. Desde que las peleas de perros contra toros se hicieron
populares en Gran Bretaña se utilizaron perros tipo Mastín;
en cambio, tras una reglamentación realizada en 1685
se precisaban perros que se colocaran entre los cuernos e hicieran
presa en la nariz. Para poderlo llevar a cabo con éxito
se hizo imprescindible un animal de pequeña estatura
con una mandíbula fuerte y de hocico corto.
La referencia más antigua acerca de
esta raza data de 1845, y se hace en el libro «The Dog»,
de Youatt; en él se comentaba que procedía del
cruce de Bulldog y Terrier, pero que no poseían los labios
colgantes debido a los cruces selectivos.
En 1850 James Hinks comenzó su cría
centrándose en la idea de conseguir ejemplares blancos.
Para ello cruzó individuos de Bull and Terrier (nombre
de la raza en aquella época) con el White English Terrier
(hoy extinguido) y el Dálmata. Él fue quien proporcionó
el nombre de Bull Terrier a todos los ejemplares blancos que
nacieron.
Hacia 1862-1864 se distinguían varios
colores, desde el blanco puro hasta los íntegramente
atigrados, a estos últimos se les consideraba una variedad
diferente. También por estas fechas había distinción
entre dos tamaños: los de más de cinco kilogramos
y los de menos de esta cantidad. Aunque los blancos eran los
favoritos, empezaron a aparecer muchos animales sordos, de modo
que se prohibió criar con todos los perros que presentaran
esta minusvalía.
En 1895 el Kennel Club británico abolió
el corte de orejas; en cambio, a través de cruces precisos
se consiguieron ejemplares con las orejas elegantes y erguidas.
No es hasta 1914 cuando aparecen los primeros canes con la cabeza
completamente convexa; los afijos más importantes en
su selección fueron Romany, con ejemplares atigrados
y canela, y Superlative, con perros blancos.
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