La apariencia general del Afgano da la impresión de fuerza y dignidad; combina velocidad y potencia. Lleva la cabeza erguida orgullosamente. El cráneo es alargado, no demasiado estrecho, con occipital prominente, frente larga con mandíbulas castigadoras y stop ligero, el cráneo está coronado por un largo enmarañamiento de pelo; la trufa es preferiblemente negra, puede ser de color hígado en perros de color claro; los ojos se prefieren oscuros, pero el color dorado no se descarta; casi triangulares, se inclinan ligeramente hacia arriba desde el extremo interior al exterior; las orejas, en posición baja y hacia atrás, las llevará pegadas a la cabeza; están cubiertas con pelo largo y sedoso.

El dorso posee la espalda nivelada, de moderada longitud, con buenos músculos, caída ligeramente hacia atrás; lomo recto, ancho y bastante corto. La cola no es demasiado corta, está colocada baja y tiene un anillo al final; levantada en acción y escasamente peluda. La talla (altura a la cruz) en los machos está entre 68 y 74 centímetros, y la de las hembras, entre 63 y 69 centímetros. Las extremidades delanteras deben ser rectas y con buenos huesos rectos, vistas de frente. Las extremidades posteriores son poderosas, bien anguladas y bien aplomadas. En el Afgano se admiten todos los colores: negro uniforme, negro y blanco, colores arena desde el claro hasta el más oscuro, etc., pero sea cual sea la tonalidad del manto todos deben poseer una textura larga y muy fina en las costillas, cuartos traseros, delanteros y flancos. En la parte delantera de la cara el pelo debe ser corto.

La raza Afgano es muy exigente en lo que se refiere a los cuidados que precisa. Su pelo largo liso requiere cuidados continuos. También es muy sensible en cuanto al afecto que precisa, que es considerable. Pero sobre todo es un animal que necesita unas grandes y constantes dosis de ejercicio.