El Alaskan Malamute es la raza nórdica de carácter más difícil, posiblemente debido a sus orígenes salvajes o a los cruces consanguíneos llevados a cabo para su recuperación. Un ejemplar adulto debe ser afectuoso y amistoso, aunque no llega a ser un perro de un solo dueño. Leal y devoto, dispuesto al juego si se le invita, impresiona por su dignidad una vez alcanza la madurez.
Debido a su carácter, resulta recomendable adiestrarlo correctamente: los dos problemas más importantes son la sociabilización y la cohabitación, que deben realizarse ya a edades tempranas, recurriendo a técnicas inspiradas en la jerarquía dentro de la manada, al respetar las relaciones de dominancia y sumisión características de grupos de cánidos.