El Ovejero Belga, tambien llamado Pastor Belga, tanto por la armonía de su estructura como por la extrema sensibilidad de su inteligencia, pertenece a la aristocracia de las razas de perros de pastoreo, muy numerosas en el mundo.
Esta raza, cuya selección ha sido seguida y mejorada sin cesar desde finales del siglo XIX en Bélgica y desde antes de la guerra de 1.914 en Francia, es en la actualidad perfectamente fija y estable. Cuenta con unos efectivos importantes en número y homogéneos, en un excelente nivel de valor fenotípico, en lo que concierne a la calidad. Este punto es primordial, porque pone al aficionado a cubierto de sorpresas desagradables por la aparición de "retrocesos" hacia prototipos indeseables.
Su inteligencia es grande y de una extrema vivacidad, lo que constituye uno de sus mayores encantos; se completa por una admirable facultad de adaptación, tanto al medio como al modo de vida y de utilización impuesto por su amo.