El "perro león" ya no es el animal feroz y un poco salvaje de antaño. Se ha descrito como un perro "especial", un poco difícil, muy reservado y distante, y en una palabra, bastante arisco. Ahora bien, el carácter del Ridgeback no corresponde exactamente con ese retrato.
Es un magnífico perro de guardia, firme y tranquilo, de una buena prestancia y buen porte. Si un desconocido intenta entrar en una casa, el Ridgeback emite un gruñido sordo, impresionante, mira fijamente a los ojos del intruso y su fuerte voz resuena hasta que llega el dueño, algo completamente disuasorio.
El Rhodesian Ridgeback no es ladrador ni nervioso. Existe un refrán que dice: Que si un Rhodesiano ladra, es mejor ir a ver que sucede. En la casa es de lo más discreto llegando incluso a parecer un poco indolente. Las obras inglesas lo describen como un excelente camarada de juegos con los niños. Su carácter tranquilo corre parejo con un temperamento muy deportivo en cuanto se trata de pasear o, mejor todavía, de correr a sus anchas. El guardián se convierte entonces en un atleta hecho para correr.
Todo perro debe recibir una correcta educación que lo haga confiable y agradable a los dueños y también al resto de las personas y animales, un cachorro travieso es simpático, un perrazo de 50 Kg molesto es muy desagradable.