El Dobermann está considerado como uno de las razas
más inteligentes y es conocido por su habilidad de
razonar. Estas cualidades, combinadas con su poder, su exhuberancia,
y su temperamento, hacen que el doberman necesite tiempo adicional
para su socialización temprana, entrenamiento de obediencia,
y gran cantidad de ejercicio. No es una raza recomendada para
aquellos dueños que no cuenten con tiempo para dedicarles,
o que no tengan energía o experiencia.
El Dobermann es un óptimo perro de defensa y de guardia.
Existe la tendencia a creerlo demasiado agresivo, pero es
tan solo un perro que sabe hacerse respetar y que sabe defender
a su dueño con la propia vida. Presenta un afectuoso
apego, en particular hacia los niños, así como
una natural desconfianza hacia los extraños, mucho
equilibrio y una dosis normal de reflexiva agresividad. Lo
necesario, incluso indispensable, en un perro que no solo
debe ser una hermosa muestra por su innegable atractivo, sino
que debe defender a su propietario, sus familiares y sus bienes.
En cuanto al carácter, es especialmente llamativo
la gran diferencia entre un macho y una hembra. Una Dobermann
es una estupenda perra de familia, dócil y muy afectuosa,
incluso hasta en exceso. Es muy sensible y es necesaria una
mano delicada para dirigirla y adiestrarla. El macho es ardiente,
impetuoso, siempre a punto para ladrar, rapidísimo
en la ejecución, consciente de su propia fuerza, muy
inteligente y necesitado de una mano enérgica y sabia.
Karl Louis Dobermann era vigilante nocturno,
cobrador de impuestos y ejecutor de encargos judiciales, trabajos
que en su época eran un tanto arriesgados, por lo que
decidió seleccionar un tipo de perro con gran agresividad,
valor y temple, para que pudiera ayudarle como defensor incondicional.
Por aquel entonces, alrededor de 1870, los
perros en Alemania eran utilizados en el pastoreo, caza y, algunas
razas de Pinscher, como guardianes. El señor Dobermann
decidió realizar un cruce con dos ejemplares Pinscher
del que nació la perra «Bismark», a la que
posteriormente llamó «Bisart» para evitar
suspicacias. Este animal poseía el carácter deseado,
era muy molosa (de gran tamaño) y negra con focados amarillos.
Toda la descendencia de esta perra poseía
un extraordinario carácter, por lo que poco a poco los
Pinscher del señor Dobermann fueron adquiriendo gran
popularidad, tanto que adoptaron este nombre, primero Dobermann
Pinscher (en Estados Unidos todavía se les denomina así)
y después sólo Dobermann. Esta raza es una de
las pocas que lleva el nombre de su primer criador conocido.
Aunque no se sabe con exactitud los ejemplares
que intervinieron en la formación de la raza, lo que
resulta indudable es la participación de «perros
de los carniceros», nombre antiguo con el se conocía
a los antepasados de los Rottweiler. Lo que sí queda
patente al estudiar el pedigrí de uno de los primeros
ejemplares de Dobermann, nacido en 1906, es que en la formación
de la raza intervino el Manchester Black and Tan Terrier. En
1909 se incorporó a los cruces el Lebrel Inglés
negro, que aportó mayor altura y elegancia.
La primera aparición de un Dobermann
en una exposición fue en 1896, pero la raza no fue reconocida
hasta un año después. Su frecuente utilización
como perro de policía les valió el sobrenombre
de «perros gendarme». Dado que en épocas
pasadas llegó a tener cierta impopularidad debido a su
carácter, los clubes de razas desarrollan una labor de
selección de ejemplares altamente equilibrados.
Por sus cualidades, el Dobermann ha ido atravesando
fronteras desde Apolda, localidad de Turingia, región
central de Alemania, hasta los más remotos lugares del
mundo.
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