El Labrador Retriever está considerado como un auténtico
perro de trabajo capaz de actuar sobre cualquier tipo de terreno
(en llanura, bosque, pantano, río o incluso en mar
abierto), demostrando una resistencia y una dureza verdaderamente
sorprendentes.
Se trata de un perro muy inteligente y dotado de un carácter
suave y equilibrado que lo lleva a encariñarse con
su hogar. Además, está sumamente capacitado
para convivir con niños, ya que es cariñoso
y obediente con sus amos. Aunque su raza es más apropiada
para la vida en el campo que en la ciudad; el Labrador Retriever
va cobrando día a día más adeptos por
su multitud de cualidades que le confieren el carácter
de un auténtico perro de familia.
Actualmente es utilizado como perro de policía, en
detección de bombas y minas, además de ser excelente
cazador y un extraordinario guía para personas no videntes.
En el siglo XIX los pescadores de Groenlandia
utilizaban un tipo de perro que les ayudaba en sus labores.
Con el tiempo, algunos de estos ejemplares viajarían
hasta el Reino Unido. Aquellos canes de Terranova poseían
dos tamaños bien distintos, unos eran conocidos como
Terranova y los otros, de menor talla y pelaje corto, como perro
de St. John. Es a esta variedad a la que se considera como ancestro
del actual Labrador Retriever.
Hay otra teoría que apunta la posibilidad
de que la raza de Labrador provenga de un tipo de perro portugués,
el Perro de Castro Laboreiro, lo que explicaría, en parte,
el nombre actual de la raza. Esta tesis se apoya en el hecho
de que las tripulaciones gallegas y portuguesas recalaban en
Terranova, de donde habrían conseguido perros de estas
características. Asimismo, hacen hincapié en el
hecho de que en tierras españolas limítrofes con
Portugal existe un tipo de perro de pastor muy semejante al
Labrador contemporáneo.
Una vez que se afincó en el Reino Unido,
sus cualidades fueron apreciadas pronto por los cazadores, quienes
comprobaron la facilidad con la que cobraba los patos cuando
caían en el agua. La primera autoridad sobre la raza
fue el vizconde Knutsford, quien inició sus labores de
cría en 1884. Uno de los ejemplares más famosos
fue uno criado por él, se llamaba «Munden Sentry»,
que se alzó con varios títulos en 1905. Otro ejemplar
muy importante dentro de la primera década del siglo
XX fue «Flapper»; nacido en 1902, demostró
ser un extraordinario semental.
El Labrador Retriever fue reconocido por el
Kennel Club británico en 1904. Su popularidad fue aumentando
tanto en las exposiciones como en los ambientes cinegéticos;
de hecho, un momento cumbre para la raza fue cuando el perro
«Bramshaw Bob», propiedad de lady Lorna Howe, consiguió
el BIS de Crufts de 1932 y 1933. Esta criadora también
conseguiría este apreciado galardón en 1937, esta
vez con «Cheverella Ben of Banchory».
El Labrador Club of England fue fundado en
1916, época en la que la mayoría de ejemplares
eran negros, aunque los amarillos empezaban a ser valorados.
El primer ejemplar de este color fue registrado en 1899, nacido
de dos padres negros.
En la actualidad es una de las razas más
conocidas por el gran público, con una gran demanda en
multitud de países y que se emplea en labores muy variadas,
dada su especial capacidad de trabajo.
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