El Ovejero Belga, tambien llamado Pastor Belga, tanto por
la armonía de su estructura como por la extrema sensibilidad
de su inteligencia, pertenece a la aristocracia de las razas
de perros de pastoreo, muy numerosas en el mundo.
Esta raza, cuya selección ha sido seguida y mejorada
sin cesar desde finales del siglo XIX en Bélgica y
desde antes de la guerra de 1.914 en Francia, es en la actualidad
perfectamente fija y estable. Cuenta con unos efectivos importantes
en número y homogéneos, en un excelente nivel
de valor fenotípico, en lo que concierne a la calidad.
Este punto es primordial, porque pone al aficionado a cubierto
de sorpresas desagradables por la aparición de "retrocesos"
hacia prototipos indeseables.
Su inteligencia es grande y de una extrema vivacidad, lo
que constituye uno de sus mayores encantos; se completa por
una admirable facultad de adaptación, tanto al medio
como al modo de vida y de utilización impuesto por
su amo.
Desde tiempos muy remotos había en Europa
un tipo de perro mediolíneo, de corpulencia y talla medias,
con temperamento vivo y movimiento fácil, resistente
a la fatiga y excelente adaptación a cualquier medio
y tarea que con el tiempo iría formando diferentes razas
de pastor. Este animal recibe el nombre de Pastor Continental
por parte de algunos autores.
Una de esas razas formadas con el paso de
los años sería el Ovejero Belga (Pastor Belga);
sin embargo, no fue hasta 1891 cuando se estructura su concepción
actual con la creación del Club du Chien de Berger Belge.
Uno de sus promotores fue el profesor Reul, quien a finales
de ese mismo año organizó en la Facultad de Veterinaria
de Cureghem, cerca de Bruselas, una reunión de perros
preseleccionados entre los ganaderos de Brabante y zonas cercanas.
La inscripción alcanzó la cantidad de 117 ejemplares,
número sorprendente incluso hoy día; entre ellos
había gran semejanza en el tipo y gran diferencia en
la textura, longitud y color del manto.
El profesor Reul fue quien redactó el
primer estándar, que se aprobó en 1892. Al principio
se establecieron tres variedades, pelo largo, pelo duro y pelo
corto, todas ellas podían ser de color negro de distinta
tonalidad, incluso gris, o marrones en toda su gama.
Las diversas variedades se fueron creando en
diferentes zonas de Bélgica; por ejemplo, los negros
de pelo largo se cimentaron en la zona cercana a los bosques
de Soignes, donde estaba el castillo de Groenendael. Al comenzar
el siglo XX surgen tres criaderos diferentes, de importancia
vital para la raza; la misma que tuvo al finalizar la I Guerra
Mundial, cuando permitió fundar dos de los afijos más
importantes en su historia. La popularidad mundial de esta variedad
se debe a una criadora francesa, quien consiguió innumerables
campeones con su sistema de selección.
La variedad de pelo duro era al principio menos
homogénea, procedía básicamente del ganadero
A. Janssen, de la localidad de Laeken. Estos perros eran básicamente
de color gris ceniza, lo que levantó cierta polémica.
La variedad de pelo corto posee unos orígenes
idénticos a la variedad de pelo duro; sin embargo, se
desarrolló en la zona de Malines, donde en 1898 se formó
un club para el desarrollo del Pastor Belga de pelo corto. Es
en esa fecha cuando pasan a ser obligatoriamente de color leonado,
preferiblemente con máscara.
Los orígenes del Pastor Belga de pelo
largo leonado son los mismos que los de pelo negro, no hay que
olvidar que ambas variedades se encuadraban en el mismo epígrafe
en los inicios de la raza. En 1899 se eliminaron del estándar
a los perros leonados de pelo largo, por lo que al estallar
la I Guerra Mundial prácticamente desaparecieron de Bélgica.
No es hasta finalizar la segunda contienda mundial cuando se
llegó a recuperar esta variedad.
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