Los Samoyedos son perros pacíficos, amistosos y bastante
juguetones. Es un perro amistoso a todos, incluso con los
intrusos. El cuerpo es musculoso y robusto. Tiene un manto
espeso blanco, amarillo o cremoso, pero se prefiere blanco.
El Samoyedo es inteligente, atento, emprendedor y afectuoso.
El espacio le resulta indispensable y necesita hacer mucho
ejercicio. Es fuerte y resiste bien los cambios de clima.
Es bastante obstinado y arrogante y nunca será del
todo obediente por muy buena educación que se le imparta.
Responde vivamente a las muestras de afecto.
Por su carácter amigable no sirve como perro guardián
o de defensa. Buen perro de tiro, guarda o caza y, sobre todo,
de compañía. También puede usarse como
perro de trineo en competiciones deportivas.
En su peregrinar hacia el Norte, el ser humano
ha ido forjando distintas culturas y con ellas distintas razas
caninas. Uno de estos pueblos eran los samoyedos (antepasados
de la familia de los sayán, descritos como una raza en
«etapas de transición entre la mongola y la finlandesa»),
quienes crearon una raza de perro sin cruce alguno con zorro
o lobo, a los que utilizaban para proteger sus rebaños
de renos y para tirar de los trineos.
Debido a la ausencia de cruces con otras especies
animales, es posible que el Samoyedo sea la raza contemporánea
que procede más directamente del perro antiguo. Han sido
el aislamiento y la adaptación al medio los que le han
dotado de su aspecto actual. Su primer territorio fue un mundo
de nieve y de hielo formado por los vastos inicios de la tundra,
que iban desde el mar Blanco hasta el río Yenisei. Sin
embargo, la raza ha atravesado fronteras, ha alcanzado, incluso,
el Polo Sur de la mano de Roal Amundsen en 1911.
Los primeros importadores británicos
fueron los señores Kilburn-Scott, en el año 1889,
y los primeros ejemplares eran de color negro, chocolate, crema,
negro con blanco y blanco solo. Con el tiempo fueron estos ejemplares
los preferidos. Fue el citado matrimonio el que más importancia
tuvo en la cría y desarrollo de la raza según
la conocemos hoy, de hecho un ejemplar criado por ellos ganó
cinco veces consecutivas la exposición Crufts. A su vez
tuvieron una gran influencia en la elaboración del estándar
que se redactó en 1909.
La reina Alejandra era una criadora apasionada
y los descendientes de sus perros se encuentran hoy día
en muchos de los criaderos británicos y estadounidenses.
Un ejemplar que resultaría determinante
para fijar tipicidad y color fue «Kara Sea», nacido
en 1924 y propiedad de D. Edwards. En cambio, no es hasta la
década de 1930-1940 cuando aparecen criaderos de calidad,
una vez que la raza ya estaba establecida.
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