Apareció hace unos 2.000 años en una región
del norte de Siberia. En 1909 un comerciante de pieles ruso
lo introdujo en Alaska para que participara en las carreras
de trineos. A partir de los años 70 fueron ganando
popularidad en Europa.
Su mayor utilidad es la de tirador de trineos, pues es rápido
y resistente. El Siberiano no es adecuado como perro guardián
a pesar de su tamaño.
Existe en todos los colores y todo tipo de marcas, aunque
los más normales son los tonos lobunos (grises y blancos).
Su pelaje requiere un aseo moderado, que se verá intensificado
durante la época de muda.
El nombre de la raza se acuñó
como referencia al lugar de procedencia de los perros, Siberia,
y el tipo de perro de trineo utilizado por los esquimales del
noroeste de Canadá y Alaska, llamados Husky. Creados
desde sus orígenes para tirar de los trineos, es esta
labor la que desempeñan con verdadera alegría.
Alieska, nombre ruso de los territorios que
Estados Unidos compró en 1867 a la Rusia zarista, país
que la había ocupado en el pasado para asegurarse el
monopolio de pieles, demostró ser un territorio muy frío
pero muy rico en oro, ese preciado bien que muchos de los primeros
colonos de las tierras americanas buscaron con desesperación.
En esa búsqueda utilizaron al perro como animal de apoyo,
cuya ventaja principal frente a los caballos y los mulos era
que no necesitaban pastos para alimentarse, muy escasos en esos
territorios tan frecuentemente cubiertos de nieve.
Esos primeros perros siberianos —criados
por los chukchi, un pueblo esquimal asiático, que los
seleccionaba como animales de tiro— fueron importados
por William Goosak, un comerciante de pieles ruso, quien los
inscribió en una de las carreras de perros más
famosas de la época, la Sweepstakes. En ella quedaron
clasificados en la tercera plaza, por lo que otro gran aficionado
a las carreras, Maule Ramsay, un propietario minero, importó
otros ejemplares desde Siberia que alcanzaron puestos destacados
allí donde compitieron.
Su popularidad fue creciendo hasta 1925, momento
en el que se convirtieron en auténticas estrellas al
participar en el transporte por trineo de un importante tratamiento
para combatir una epidemia de difteria en Nome, a 658 millas
de la estación de tren más cercana.
Al principio, como es lógico, tenían
disparidad de tipos, ya que la selección no se hacía
según un estándar. Uno de los criadores más
destacados fue Seppala, quien pudo adquirir perros de esta raza
de un envío truncado por el inicio de la I Guerra Mundial
destinado al explorador Amundsen en 1913. De este criador eran
los primeros ejemplares de otro criadero famoso afincado en
Maine, Poland Spring Kennels. En 1932 surgiría el primer
Siberian Husky campeón de Estados Unidos, «Northern
Light Kobuc Igloo Pak»; dos años después
de que la raza fuera reconocida oficialmente en ese país
y el mismo en que fue publicado su estándar, aunque éste
fue revisado en 1938.
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